miércoles, 21 de febrero de 2018

Los gaviotines




Historias de Marosa, la foca curiosa
Los gaviotines

Por Waldemar Fontes




Había una vez un ave muy viajera, un gaviotín llamado Pipín, conocido de Marosa la foca curiosa y de su amigo, el pingüino Borravino, que como todos los años, pasaban el verano en la Isla Rey Jorge también conocida como 25 de Mayo, en la Antártida.

Los gaviotines, son de cuerpo blanco, patas y pico rojo. Tienen como un sombrerito negro en la cabeza y una cola muuuuy larga.

Pipín el gaviotín, era de la especie “Sterna paradisaea”, también conocida como charrán o gaviotín ártico y era un ave muy viajera. Eso lo podemos afirmar con propiedad, pues estos pajaritos, viajan desde el polo norte, hasta la Antártida, todos los años.

Cuando los días se acortan en el hemisferio norte y por lo tanto, se alargan en el hemisferio sur, los gaviotines comienzan su migración y vuelan muchos kilómetros, para llegar a las islas Shetland del Sur, donde viven la foca Marosa y sus amigos. Los científicos han comprobado que estas aves recorren distancias de hasta 80.000 kilómetros, cada año. 

En el verano austral, la naturaleza recibe las bandadas de gaviotines, que llegan con mucho bullicio, alegrando el entorno con sus chillidos y vuelos.

Marosa y Borravino, mientras conversaban, buscaban a su amigo Pipín y no lo encontraban. Ya habían llegado muchos gaviotines y se iban ubicando cada uno, en las zonas donde habitualmente descansaban.

-¿Dónde estará Pipín?- Preguntó el pingüino. -¿Le habrá pasado algo? Hay tanto tráfico en esta época de migración de aves, que me da miedo…

Marosa, no quería demostrar su preocupación, pero estaba un poco nerviosa también. –Ya lo veremos, dijo. –Entre tantas aves haciendo ruido es difícil concentrarse. A lo mejor, se equivocó de isla y aterrizó en otro lado.

-¿Te parece?, dijo Borravino. –Bueno, tal vez si, ya es un pájaro viejo…

-No es tan viejo, tiene apenas 10 años, dijo Marosa.

-¡Diez años! Dijo asombrado Borravino. -¿Y no te parece un anciano? 

-Para nada, dijo la foca. Ayer escuché decir a la científica que estudia las aves, que algunos gaviotines, pueden vivir ¡más de 25 años!

-Uy, eso si que es ser viejo… pensó el pingüino 


Mientras hablaban, un chillido y el zumbido de un vuelo bajo les hizo agachar las cabezas.

-¡Es Pipín!! Dijo Marosa, y efectivamente, el gaviotín, posándose frente a ellos, sin saludar siquiera, comenzó a contar cosas de su viaje por el Ártico, sin parar.

Borravino, que también era muy viajero, pero que nunca había llegado tan lejos, escuchaba atento y asombrado. 

Una bióloga que estudiaba el comportamiento de las aves, los estaba observando con sus binoculares y anotó en su cuaderno: “Los gaviotines tienen amigos esperando su llegada y les cuentan cosas de su viaje…” 

Esta investigadora, muy meticulosa y dedicada, hacía años que trabajaba en la base Artigas y la gente de las dotaciones, la habían bautizado como “la pajaróloga”.

En realidad la científica no estudiaba exactamente a estos gaviotines, sino a sus parientes, “Sterna vittata”, conocidos como Gaviotín antártico o Golondrinas de mar.

Los gaviotines antárticos, no eran tan viajeros como Pipín y se quedaban todo el año en el sur, en los alrededores de la Antártida.

Pipín, se había hecho muy amigo de una familia de estos gaviotines y luego de conversar con Marosa y Borravino, se acercó a saludarlos.

La pareja lo recibió y le mostró lo lindo y prolijo que estaba quedando el nido, donde muy pronto pondrían dos huevos.

Pipín les contó que por el ártico era parecido y él venía de criar dos hermosos pichones que ya se habían lanzado a volar solos y que muy pronto llegarían por aquí a pasear.

La científica seguía observando con sus binoculares. Estaba muy interesada porque podía comparar en directo, las diferencias entre las dos especies.

Borravino y Marosa comentaban lo semejantes que eran los parientes. Solo la cola más larga de Pipín hacía la diferencia, por lo demás eran muy similares.

De pronto, se produjo un gran alboroto. Todos los gaviotines levantaron vuelo y comenzaron a gritar con fuerza.  Borravino se asustó y se acurrucó detrás de Marosa. 


Era una skúa, que posada sobre una roca, observaba la ubicación de los nidos.

Todos los gaviotines, incluido Pipín, volaban alrededor de la skúa y le gritaban que se fuera. Pero ella seguía allí, impasible.

Una “gaviotina”, que había puesto sus huevos muy temprano, no se atrevía a dejar el nido y su compañero la protegía volando a su alrededor.

La skúa voló hacia ellos y se posó muy cerca. La científica observaba todo y preparó su cámara para registrar la escena.

La skúa abrió las alas y se iba a lanzar contra la “gaviotina” que en su nido, se encogió protegiendo los huevos… Borravino se tapó los ojos con sus alitas… y cuando todos pensaron que pasaría lo peor, el ruido de un cuadriciclo, con dos científicos que llegaban con la comida para nuestra amiga “la pajaróloga”, ¡ahuyentó a la skúa! 

Borravino respiró y se fue junto a Marosa. Pipín y los otros gaviotines, siguieron volando, alertas, tratando de alejar a las skúas y la vida natural, siguió su curso.


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                     PARA SABER MÁS                                                 

Gaviotín antártico o Golondrina de mar (Sterna vittata) y Gaviotín Ártico (Sterna paradisaea)
De unos 35 cm., alas de 30 cm., cola de 20 cm. abierta en dos, pico fino de unos 5 cm., plumaje blanco y gris (en el caso de la Sterna paradisaea la horquilla que forman las plumas de la cola es notablemente más pronunciada). Estas especies son algo más pequeñas que el Gaviotín Sudamericano, pero muy similares en el resto de características. La hembra pone dos huevos en pequeños lugares tales como huecos en la roca, o directamente sobre musgo.
La Sterna vittata nidifica en colonias (con nidos muy distanciados entre sí) cercanas al mar en las islas Shetland del Sur, entre finales de octubre y principios de enero. Se sorprende ante la presencia humana emitiendo fuertes graznidos.
Se alimenta principalmente de peces pequeños y krill. Las skúas atacan en vuelo a los gaviotines, incluso cuando van en bandadas, además de depredar los huevos y polluelos que no estén custodiados por los padres.
La Sterna paradisaea, aunque es una especie del Ártico, migra hacia la Antártida, donde se alimenta de pequeños peces y krill; es difícil distinguir ambos gaviotines, Ártico y Antártico, salvo cuando se encuentran en vuelo pues la horquilla que forman las plumas de la cola son visiblemente diferentes.

Referencias:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/11/ciencia/1263227760.html






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Ver otras historias de Marosa la foca curiosa: www.antarkos.org.uy/marosa
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Escrito el 27 de octubre de 2010, revisado en febrero 2018