La Luna y las mareas terrestres
Historias de Marosa, la foca curiosa
La Luna y las mareas terrestresPor Waldemar Fontes
Terminaba el mes de marzo y el verano
austral llegaba a su fin. Las piedras de
la playa, que hasta unos días atrás estaban sueltas y flojas, comenzaban a
quedar soldadas unas con otras a causa del frío que se hacía más intenso.
No había viento y Marosa, descansaba en una
hondonada disfrutando la calma, cuando sintió un ruido de pasos. Era Borravino
que se acercaba.
-¡Hola Marosa! dijo el pingüino. -¿Has
visto la luna llena que está saliendo en el horizonte?
Marosa, curiosa como siempre, levantó la
cabeza y miró hacia el lugar que señalaba su amigo.
Una luna anaranjada, redonda y grande, salía
con fuerza, como una flor que brotara del mar. La escena ofrecía un momento grandioso
y único.
Los científicos de la base Artigas, maravillados
también salieron afuera y contemplaron el momento.
El mar estaba quieto y no había olas, pero…
a medida que la luna se elevaba sobre el horizonte, el agua quieta pareció
cobrar vida y las olas comenzaron a golpear la costa, llegando hasta el lugar
donde descansaba Marosa.
-Sube la marea, dijo el pingüino, -Tendrás
que ir a descansar a un lugar más alto…
-Sí, la luna ha influido… ¿sabías que la
atracción de la luna es la causa de las mareas?
- ¿Cómo es eso? Preguntó Borravino. ¿Cómo puede influir la luna, si está allá,
tan lejos?
-En realidad, no está tan lejos y menos aún
cuando está como ahora, en lo que se llama Luna Llena.
Según me explicó un científico del Instituto
Geográfico Militar, la luna influye no solo sobre el mar, sino también sobre la
tierra. Por esa razón, esta persona
estaba estudiando lo que llamaba, las “mareas terrestres”
-No me entreveres, dijo Borravino. -Si son
mareas, ¿cómo van a ser terrestres? ¿No tendrían que ser del mar?
-Yo creía eso también, explicó la foca,
-pero buscando en Internet encontré que existen muchos tipos de mareas, por
ejemplo, las mareas solares, lunares y por supuesto las mareas terrestres…
- ¿Mareas lunares también? Dijo el
pingüino. - ¿No era que la luna las causaba?
-Sobre la tierra, influye la luna, pero
también ocurre al revés…Además, hay que tener en cuenta la influencia del Sol y
de los planetas.
- ¡Qué lio!, todo está relacionado y si se
mueve algo por un lado, influye en otros lugares.
-Exactamente, así es. Hasta los terremotos que se producen en
nuestro planeta, están relacionados también.
-Según me explicó el científico, -siguió
Marosa- Los movimientos de la tierra producidos por la atracción de la luna y
el sol, pueden hacer subir y bajar la corteza terrestre ¡más de 25 centímetros!
-¡Pah! Dijo Borravino, - ¡Qué increíble! Pero… sabes que estuve charlando con una
ballena que viaja mucho y me contó que estaba nadando por el Océano Pacífico
cuando sintió que todo se movía. Se
asustó mucho y luego se enteró que en Sudamérica había ocurrido un terremoto
muy fuerte. ¿Crees que pueda haber
terremotos acá en la Antártida?
-Sí, contestó Marosa. –Sobre todo aquí en
las islas Shetland del Sur, donde vivimos nosotros, que son islas de origen
volcánico. Hay varios sismógrafos
instalados y a menudo se registran temblores y movimientos…
Marosa, seguía hablando pero el pingüino ya
no la escuchaba. Se iba caminando rumbo
a una lomita que estaba cerca de allí.
-¿A dónde vas, Borravino?
-Cómo soy tan chiquito, me voy a parar a la
luz de la Luna y aprovechar que la marea está subiendo, ¡a ver si crezco
yo también!…